Una visita a McDonald's

Estaba yo el domingo sin nada que hacer, por lo que decidí salir a la calle a pasar el rato, pensé que sería bueno ir a comer a algún lado y después darme una vuelta por el cine para ver alguna película del momento, para después poder poner la crítica aquí.

Estaba pensando a donde ir a comer, manejé por un rato y terminé eligiendo comer en McDonald’s, ya que hacía un tiempo que no me pasaba por ahí, y Super Size Me (el documental en el que demuestran que comer en McDonald’s todos los días realmente te hace picadillo los intestinos) sólo logró hacer que se me antojara más.

Así que me estacioné y entré al conocido establecimiento de comida rápida, ordené un trío con papas y refresco y me dispuse a comer.

En eso estaba cuando se acerca un vago, de esos que huelen mal y no han de tener un cambio de ropa, por lo que llevan manchas de cosas que ya ni existen. Me pidió dinero, con el clásico “me da pa’ un taco”, le dije que no, más con tono de que no quería darle que con el tono de “lo siento, no tengo”, ya que me enoja la gente que quiere vivir gratis, esos que no pueden ver que los demás logran algo, pues creen que merecen una parte sólo por que nació de padres pobres e iletrados.

El indigente se fue a pedir a las demás mesas, donde realmente no me importa si tuvo más suerte o siguió siendo ignorado, pero después regresó a mí para pedirme dinero nuevamente, ahora usando un argumento también usado bastante por este tipo de vividores: “Yo también soy hijo de Dios”, entonces me disculpé con él, le di mi comida y algo de dinero, y le deseé que su vida estuviera llena de felicidad… o al menos eso es lo que él esperaba que sucediera, pero al contrario, logró molestarme, por lo que me puse de pie, le dije que se consiguiera un trabajo y que se largara de mi vista.

Para seguir con el cliché de los vagos, me dijo “pues que Dios lo bendiga”, frase utilizada por gente de esa calaña para decir “hijo de…” cuando no les das algo, y acto seguido se fue.

Haciendo un recuento de la historia me siento satisfecho conmigo mismo, ya que he sido amable, no le he dado comida ni dinero en el piso para que me vendiera su dignidad por algunos centavos, sólo le he dicho que haga de su vida algo productivo en vez de seguir con el “negocio familiar” que quien sabe de cuantas generaciones venga.

Y bueno, pues esa fue mi visita a McDonald’s, terminé mi hamburguesa pensando en dos cosas:
- Como este tipo de gente suele recurrir al “chantaje religioso” para tratar de conseguir cosas gratis, creo que si nos ponemos a ver las cosas desde un punto de vista teológico, todos somos hijos de Dios, pero hasta donde yo sé el gran Padre no ha mantenido a nadie, ni a Jesucristo, e incluso él tuvo que hacer cosas para ganarse la vida.

- Como es posible que en una sucursal de una cadena de nivel internacional como lo es Mc’Donalds dejen entrar a este tipo de gente, exponiéndose a que gente que no tiene ni la paciencia, ni la compasión, ni nada de esas tonterías vaya a gritar algo y luego publicar la historia en su blog.

Para todos los que quieran pensar en mi insensibilidad mejor lean “Así habló Zaratustra”, yo creo, como él, que la compasión es lo que hace al hombre entrar en decadencia, en vez de superarse. Lo siento Jesús, pero dando de comer a los pobres sólo produces más pobres, si no les das de comer puede que se mueran (lo que dejaría las calles más limpias y con menos delincuencia y vandalismo) o que por necesidad empiecen a trabajar.

Pero esa es sólo mi opinión…