Nosotros, los credulos (Atayde 3)

Aquí está la tercera parte, algunos dicen que mas vale tarde que nunca, así que no se quejen y lean, en la tarde publico la cuarta parte.

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Todo iba bien esa tarde, compramos los boletos en un centro comercial cerca de donde se había postrado ese nido de alimañas (el circo). Según la promoción estaban de oferta, así que nos pareció bien.

Como faltaba mucho para que empezara la función, nos quedamos a ver un momento los animales del circo que tenían ahí como muestra de lo que su gran espectáculo prometía (en ningún lado decía eso, solo lo creí, eso me enseña a buscar un letrero o en su defecto preguntar).

Tenían un leopardo y una cebra, estuvimos ahí un momento y decidimos irnos al circo para poder encontrar un estacionamiento que pareciera confiable y no estuviera muy lejos.

Después de encontrarlo vimos dos filas, casi igual de largas, así que nos dimos a la tarea de preguntar cual era nuestra entrada, pues en donde nos vendieron los boletos nos habían dicho que quienes compraran los boletos que teníamos no hacían fila, si no que simplemente entraban en cuanto llegaran. Ahí empecé a dudar de todo lo que me habían dicho, y la magia del circo empezaba a desvanecerse…

Nos formamos en donde nos tocaba, y estuvimos aproximadamente una hora esperando a que los payasos del circo (los organizadores) nos dejaran entrar. Después nos dimos cuenta de que no habíamos entrado por que se estaba dando otra función, fue muy fácil darse cuenta de cuando terminó por que al salir una avalancha de gente se fue sobre los que estábamos en la fila, y por un momento lo único que nos identificaba era la cara de frustración en unos y la de ilusión en otros (éramos unos crédulos entonces).

Después de que a fuerza pudimos permanecer en nuestros lugares en vez de dejarnos llevar por la gente que estaba saliendo del circo, nos dimos cuenta de que solo era el entrenamiento.

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Espero que la historia esté siendo de su agrado, sigan visitando el blog para nuevas historias y criticas.