Atayde (primera parte)

Queridos y prescindibles lectores, hoy quiero hablar de una experiencia que tuve aquí en el pueblo de "nunca pasa nada". Esta vez, como víctima. He escrito toda la aventura, así que lo dividiré en pequeñas partes. He aquí la primera.

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"Atayde"

El simple hecho de escuchar esta palabra o verla escrita en algún lado nos hace imaginar un circo, pues es un apellido que a lo largo del tiempo se ha relacionado con el espectáculo bajo carpa.

El gran circo de los hermanos Atayde ha pasado a ser solo una leyenda, y así como con los televisores marca “SORNY” o “MAGNETBOX”, al parecer en esta ocasión también toca hablar de piratería.

Al menos todavía no hemos llegado tan lejos como para que esta piratería implique caballos pintados para llamarlos cebras, o perros grandes de la calle para llamarlos lobos; aquí solo me refiero a la “fama gratuita” que mucha gente se puede dar a partir de un nombre que ya significa algo (como SOVIET, lo admito ¬¬).

Ha llegado a este pueblo sin historias un circo que en su fachada luce el apellido Atayde; quienes son mayores recordarán viejos tiempos, quienes son pequeños serán ilusionados con las historias de los mayores, como por ejemplo de aquel que se lanzaba por el aire, o quien domaba fieras.

Pero solo hace falta asistir para perder el encanto, y así también hacer que todas esas historias queden en el cajón de los recuerdos, dejando todas esas experiencias como anécdotas para contar, para poder hacerles saber a todos lo que un día fue, aunque hoy no se parezca en absoluto.

No se si todavía aquel gran circo de los hermanos Atayde siga vigente, solo se que me siento estafado.

Pero no me limito a “sentirme estafado” si no que hay que comentar como es en realidad este show, que al menos debo reconocer, cuenta con muchos animales.

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Hasta aquí llegamos por hoy, ojalá mañana tenga tiempo de publicar la segunda parte de esta apasionante y defraudante historia.
Hasta entonces.