Las letras pequeñas (Atayde 5)

Esta es la quinta parte, todavía no se que haré después de publicar todo, pero algo se me tiene que ocurrir. Esperen mañana la última parte.

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Conforme la fila empezó a avanzar nos íbamos entreteniendo con lo que había a nuestro alrededor y no habíamos podido ver desde atrás, como unos camellos y unos caballos.

Ya cerca del momento de entrar, no quedaba mas que ver excepto la fachada del circo, en donde se podía leer aquel apellido de fama circense; y deprimente a un nivel casi cómico era el darse cuenta de una cosa: el letrero no solo decía ATAYDE; sino que esas eran las “letras grandes”, todos podían verlas desde lejos (esa era la intención), pero solo acercándose se podía leer la realidad. No me acuerdo exactamente como era el nombre, pero digamos que era “panchito”, entonces el letrero quedaba así: “panchito” ATAYDE presenta: el circo (no me acuerdo del nombre).

Claro que todo el letrero estaba escrito con un tamaño diminuto, y las letras ATAYDE escritas con letras luminosas. Ahí empezó (¿no había empezado ya?) la decepción.

Y se repitió varias veces, ya que los trabajadores del circo tenían la leyenda: “producciones ATAYDE”, con el mismo sistema, y cuando empezó el show el narrador solo se refería al circo como el “gigante de América”, slogan que en algún tiempo perteneció al Atayde Hermanos. Tal vez se refería a los Ex - Bronco (¿los recuerdan?)

Todo diseñado para que el espectador incauto cayera en sus garras, y ya una vez caído, poder sacarle cuanto dinero se pudiera, como por ejemplo el clásico llavero con la foto de tu hijo en ella, algo que conmueve a cualquier padre primerizo que lleve a su bebé al circo, antes al menos valía la pena por que se hacían con cámaras antiguas, y el “arte” de revelar una fotografía ya era suficiente. Ahora solamente se limitaban a tomar fotos con cámaras digitales, y después vender cada llavero aún más caro de lo que era antes.

Analizando un poco la situación, nos damos cuenta de que en las farmacias cobran $1.°° por la impresión de cada fotografía, ahora tenemos que imaginar cuanto sacarían por cada llavero. Creo que lo más redondo no era la pista, si no el negocio.

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Recuerden, mañana la última parte.