Según la noticia la cuarta (innecesaria) entrega de Piratas del Caribe tomará un giro bastante alejado del tema corsario para centrarse en la búsqueda de la fuente de la juventud. No contentos con eso, los creativos encargados del guión decidieron incluir un villano al estilo Nemo, y poner elementos del género fantástico y de ciencia ficción steampunk.
Las referencias del steampunk en el cine no son nada buenas. Películas de argumentos pobres como Van Helsing, La Liga de los Hombres Extraordinarios y El Capitán Sky y el mundo del mañana han dejado en el público la idea de que este género derivado del cyberpunk y el punk (con los que tiene en común la idea de sociedades contradictorias, hiperdesarrolladas en ciertas áreas y atrofiadas en otras, héroes imperfectos algo fuera de la ley o la ausencia total de héroes) no es más que un amasijo de ingredientes desordenados que no alcanza para hacer historias de calidad.
El steampunk es un género literario y artístico complejo en sí mismo. Al combinar una gama diversa de características estéticas e ideológicas corre el riesgo de saturar visualmente hasta llegar al punto del ridículo, y no justificarse argumentalmente.
La experiencia cinematográfica es la peor de entre todas las ramas del arte, aunque no hay que olvidar películas como Hellboy o La Brújula Dorada, inspiradas en un cómic y una novela respectivamente, donde el steampunk fue usado con moderación, fundamentándose en lo argumental y lo visual, y agregando valor al conjunto.
Si la cuarta entrega de Piratas del Caribe sigue decreciendo en lo que a la historia se refiere, tendremos otro fiasco para agregar a la lista. Esperemos lo mejor, quizá logra redimir al género, en lugar de cerrar el funeral.
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