Posiblemente Zeitgeist sea uno de esos documentales que no deja a nadie indiferente. A algunos les abrirá la cabeza a una nueva forma de ver la realidad, el pasado y el futuro, otros tendrán críticas tan directas que lo odiarán. Los que quieran saber de qué se trata lean esta entrada escrita en Mundo Soviet hace poco menos de un año sobre la primera parte, donde también pueden verlo completo o dividido en sus tres partes principales.
Se ha hablado mucho de este documental, pero poco se ha tenido en cuenta que en lugar de ser una película aislada forma parte de un proyecto mayor, el Movimiento Zeitgeist, y este es el primero que hay que entender.
Se dice que el Movimiento Zeitgeist es “el brazo activista” del Proyecto Venus, cuyo objetivo es proponer “planes para un cambio social que trabaja hacia una civilización global pacifica y sustentable”. El Proyecto Venus fue ideado por el ingeniero Jacque Fresco, y tiene por objetivo “alcanzar un sistema social que no opere a base de dinero o política, mientras que la superstición desaparece a medida que la educación florezca”. En un resumen de sus bases dicen que “no existe derecho alguno para que una persona le diga a otra en qué creer, ya que ningún ser humano tiene un conocimiento acabado de algo” aunque luego se agrega que es necesaria “una unificación intelectual de todos los países”.
Y es que este movimiento tiene una visión excluyente y en tal caso totalitaria (proclamando que el único gobierno que puede existir es el de la tierra y sus recursos), donde todo individuo del planeta necesita creer en un futuro que elimina toda diversidad ideológica y religiosa en nombre del progreso. Claro que el planteo es pacifista, en ningún momento se propone imponer las ideas del movimiento por la fuerza, sino que se espera que se den como el resultado a un desastre mundial que ya está sobre nosotros. Fresco dice con gran lucidez que el sistema actual está comiendo a la humanidad como un cáncer, y que cuando la marcha tecnológica elimine el trabajo, y por tanto la capacidad humana de comprar los bienes necesarios, aparecerá una dictadura militar. El Proyecto Venus se propone introducir otras alternativas a este futuro contrautópico.
Para que se haga realidad semejante proyecto es necesario que el mundo y las sociedades tal como los conocemos se destruyan, todos los preconceptos adquiridos (el conocimiento histórico, la filosofía y el arte) desaparezcan para dar lugar a algo por completo nuevo. Esto es imposible. Los humanos somos seres intrínsecamente influenciados por nuestra sociedad, por lo que empezar de cero para nosotros es imposible. Un hombre libre de la influencia de una sociedad no sería otra cosa que un primate.
¿Y quién o quiénes serían los encargados de este rediseño cultural? ¿Quién está capacitado para hacerlo y cuáles son sus credenciales?
No son pocos los que plantean que el mundo como lo conocemos se acerca a su fin. Sea por una gran guerra entre países o entre los civiles, habrá un antes y un después en los próximos años. Un movimiento como este necesita esa debacle para surgir, porque hasta no alcanzar un colapso total los hombres no se someterán a tal proyecto. ¿qué hay de aquellos que se nieguen? ¿Qué hay de aquellos que quieran continuar con sus creencias religiosas? ¿Se evitará que se acerquen a otros para no contaminarlos con sus ideas retrógradas, se les quitarán sus hijos para ser criador por personas “capacitadas”, o directamente se los exterminará?
El creador del Proyecto Venus se defiende de estos cuestionamientos diciendo que le proyecto no es perfecto, que aún está en progreso y que hay mucho por perfeccionar. Esperemos que realmente hayan considerado todas estas cosas.
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