Hay dos semanas del año que dan la posibilidad de reunirse con la familia, con los amigos, de pasarla solo, o de dedicarlo a celebraciones religiosas; dos días de fiesta y recordación; un segundo cincuenta y nueve que no es un segundo más.
Pero ¿hay en realidad un comienzo y un final? ¿Podemos decir que un año termina y otro comienza, guiados por una simple numeración?
Los que tendrán que trabajar el dos de enero descubrirán que… la vida sigue. Mientras el mundo da vueltas como siempre (porque aunque parezca increíble, no se detuvo a las doce del 31 de diciembre), nuestra vida también seguirá dando vueltas. ¿O no?
Si el primer día de un calendario es un nuevo comienzo, es porque nosotros así lo queremos. Es una decisión individual: podemos usar este día como excusa para marcar el inicio algo nuevo, o seguir en/como/donde estábamos. Pensar que nuestra vida cambia porque cambia una fecha es un engaño, pero porqué no hacer de ese engaño la oportunidad de ir a donde el 2008 no pudimos ir.
Siempre hay algo que cambiar o que mejorar en el trabajo, la familia, los amigos, las relaciones y uno mismo.
¡Feliz 2009!
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